No es novedad que en estos tiempos ningún personaje que está en el mundo del espectáculo, posando para algún tipo de publicad u otros avisos haya pasado por la varita mágica del tan deseado “retoque digital”.
Nada más ver las figuras curvilíneas de las actrices que, a ojos vista, pasaron casi la mitad del siglo, pero al mirarlas parecen chicas jóvenes con sus rostros sin expresión.
Actualmente hay un programa Gimp en donde se puede manipular totalmente una imagen, funciona con Windows y Linux.
Pero cual es el límite, entre lo ético y lo vendible, no lo sabemos, solo basta ver la inmensa cantidad de productos ofrecidos en revistas y televisión, que nos muestran los milagros que se producirían en nuestros cuerpos, cabellos, y hasta en nuestras personalidades si usáramos tal o cual producto, todo corroborado por las fotos de las modelos, en algunos casos deformadas hasta los límites mas desagradables.
Es ahí cuando los niños y adolescentes, muy propensos a mirarse en estos espejos publicitarios, y al no lograr lo que se pregona, caen en una enfermedad temida que hasta que se detecten puede ser muy tarde, la bulimia o la anorexia El querer ser exitosos los lleva a esas situaciones de riesgo, sin que nadie lo tome en cuenta.
Hace muy poco la firma Ralph Laurent adelgazó digitalmente a la modelo Filippa Hamilton convirtiéndola en una mujer con problemas de columna ¿este es el ideal de mujer?
En Estados Unidos se creó un grupo que lleva el nombre de “OffourChester.com”; es un sitio que está lleno de testimonios y los estragos que producen la manipulación del cuerpo y de la imagen.
También en este país existe un grupo de médicos que bajo la siglas AMA que mediante comunicados solicitan a lo medios que incorporen cuerpos reales.
En este intento por disminuir el daño causado por las distorsiones en la imagen también Inglaterra, Francia, Noruega han propuesto un proyecto de ley donde se prohíba la publicidad o en su defecto se aclare que se está usando este método.
Por ahora en Argentina no hay ningún tipo de legislación vigente o en proyecto, para limitar por lo menos su uso y en algunos casos abusos indiscriminados, no previéndose el daño que causa a los adolescentes que ven en las modelos en algunos casos sus espejos.
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